sábado, 26 de octubre de 2019

LOGOPEDIA EN EL DAÑO CEREBRAL ADQUIRIDO.


Una persona que ha sufrido Daño Cerebral Adquirido se encuentra, de pronto, ante una nueva situación en su vida. Surge la angustia y muchas dudas, tanto en las personas que lo sufren como entre los familiares y amigos.

En muchos casos, se desconoce la importancia de la rehabilitación desde la Logopedia para mejorar su autonomía en la vida diaria y su calidad de vida. Desde la Clínica Bretones Fernández estamos sensibilizados con estas personas y familiares; nos hemos especializado en Daño Sobrevenido en Logopedia, para poder rehabilitar a aquellas personas que lo necesiten. Queremos cuidar de ti y de los tuyos. 

Imagen unsplash


Hoy queremos ofrecerte algunas pistas sintomatológicas que te ayuden a identificar la necesidad de terapia logopédica en una persona que sufre Daño Cerebral Sobrevenido:


* Dificultad o imposibilidad al tragar, a causa del daño cerebral. Se trata de la “Disfagia neurológica”, la gran desconocida. La persona que tiene estas dificultades se atraganta con la comida y/o líquido, se cae el alimento, tiene sialorrea (caída de saliva), sufre un cambio de voz tras deglutir, se le queda restos de comida en la cavidad oral y/o tose frecuentemente en las comidas o al tragar saliva. La “tos” pasa muchas veces desapercibida, pero es muy importante tenerla en cuenta. Cuando una persona tose al tragar alimento o líquido se debe a un reflejo de protección, lo cual significa que se está atragantando. Desde la logopedia, se trabajan distintas técnicas para mejorar la deglución.

* Dificultad para articular sonidos del habla y/o problemas de voz. Cohesionando frecuentemente con la disfagia neurológica, puede aparecer la “Disartria”, que es la dificultad para articular sonidos del habla y/o problemas de voz, a causa de una parálisis o ataxia de los centros nerviosos que rigen los órganos fonatorios.

Cuando el habla de una persona que ha sufrido una lesión cerebral es ininteligible, o tiene falta de “vocalización”, aceleración o desaceleración del habla, cambios de intensidad de voz y/o entonación del habla, etc, es necesario acudir a unlogopedapara mejorar su inteligibilidad de habla y/o dificultades de voz.

* Dificultad de comunicación.
Quizás, el tratamiento logopédico más conocido y al que acuden los familiares al logopeda es en la “afasia”, ya que dificulta mucho la comunicación con su entorno más cercano y querido. No poder pedir un vaso de agua, o pedir ayuda para ir al baño, no poder contar una anécdota que te haya pasado durante la rehabilitación, o preguntar ¿cómo estás?, entre la multitud de actos de comunicación que existen… afecta mucho emocionalmente.
Pueden tener diferente sintomatología, según el tipo de afasia y la gravedad: dificultad en el inicio del lenguaje y falta de intención comunicativa, dificultad para recordar el nombre de las cosas (anomia). Se suele reconocer porque el paciente intenta decir que sabe lo que es pero no sabe cómo se llama. Es muy frecuente en las afasias, y suele ser una de las secuelas que se mantienen después de la rehabilitación, de mayor o menor gravedad. En otros pacientes también puede existir un lenguaje incoherente, que se suele presentar con verborrea, falta de comprensión del lenguaje, tanto oral como escrito, lenguaje con parafasias (cambio de unos sonidos por otros dentro de una palabra, por ejemplo, en lugar de “lápiz”, decir “pial”), lenguaje estereotipado (uso de una palabra para expresar todo el lenguaje, por ejemplo usar “TAM” al hablar), etc.

En un día como hoy, 26 de Octubre, DÍA DEL DAÑO CEREBRAL ADQUIRIDO, desde la LOGOPEDIA, hemos querido presentar este post para que pueda servir para identificar y saber cuándo acudir a un logopeda. 


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María Martín Miras, logopeda (Logopedia Clínica Bretones Fernández)

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martes, 22 de octubre de 2019

Tartamudez o normalidad, ¿Cómo diferenciarlo?

¿El niño tartamudea o tiene disfluencia normal?


El año pasado ya hablamos sobre la tartamudez y sus características (podeis ver este articulo aqui) pero este año vamos a ir mas allá y veremos cuando realmente un niño tartamudea.

Por ello, Es muy importante diferenciar disfluencia de tartamudez, que tienen semejanzas entre sí, pero no son iguales. 
Las disfluencias ocurren principalmente debido a las interrupciones en la fluidez de palabras poco conocidas y de frases más complejas durante el desarrollo del lenguaje. 
La organización Mundial de la Salud dice que hasta el 2% de no fluencias son consideradas normales en el habla. Esas no fluencias son producidas por todos los niños, sobre todo, durante el proceso de adquisición del lenguaje. Generalmente, los niños pasan por un período de disfluencias que normalmente dura entre ocho y diez semanas.   

En esas semanas, se puede observar repeticiones de palabras enteras, pausas un poco más largas, pero sin esfuerzos, sin alteraciones en el volumen, ni en la frecuencia, ni en la respiración.  

El niño no es consciente de que no siempre su habla es fluida. Después de esperíodo, el habla se establece de forma “fluente”, sin interrupciones significativas, todo esto ocurre en la mayoría de los niños entre 2 y 4 años de edad, durante el período de adquisición de lenguaje oral e independiente de los factores hereditarios. 

La tartamudez se caracteriza por lo contrario de lo que se define por disfluencia; Es una ruptura de la fluidez del habla, ocurre sin ser planificada por el hablante e incluso cuando el individuo sabe perfectamente lo que quiere decir. 

Un habla tartamudeada presenta bloqueos, prolongaciones y repeticiones de sonidos, sílabas y palabras monosílabas, no todos los niños tienen estas manifestaciones, otros, presenta alteraciones físicas, en el volumen y en la voz, la velocidad y la organización de la estructura lingüísticas. 

El niño que tartamudea, normalmente no quiere hablar de ello. Si le preguntas, indica que sí, con la boca “cerrada”. Muchos padres en consulta nos cuentan que su hijo permanece irritado porque no consigue decir lo que pretende, que cambia de tema, se pone la mano la boca… 

Estos son claros indicadores de que el niño sabe que algo no está funcionando bien. 

Niña en otoño (Unsplash)


¿Cuáles son los factores de riesgo? 

  • Historia familiar 
La genética influye en el desarrollo del tartamudeo y por tanto es importante valorar y detectar este trastorno de manera temprana en aquellos niños con riesgo de padecerlo (Fernández-Zúñiga, 2008). La evidencia de un factor genético en la tartamudez es algo indiscutible; la base de la tartamudez se debe a múltiples genes.

  • Género 
Los varones tienen cuatro o cinco veces más posibilidades que las mujeres de seguir tartamudeando y, por tanto, más riesgo de desarrollar tartamudez crónica (Yairi, Ambrose, Paden y Throneburg, 1996). Si lo relacionamos con el criterio anterior, este riesgo varía según el sexo del familiar y el sexo del disfémico, es decir, hay una probabilidad del 22% de los hijos de desarrollar tartamudez si el padre es tartamudo mientras que las hijas tendrían una probabilidad del 9%; este porcentaje aumenta a un 36% en los varones y a un 17% en las mujeres si la que padece tartamudez es la madre (Sangorrín, 2005; Fernández-Zúñiga, 2008). 

  • Duración 
El 80% de los niños con disfluencias remiten entre los 12 meses, si el período se alarga es importante acudir a un especialista para que sea observado cuanto antes, ya que cuanto más tiempo pase menos posibilidad de remisión habrá.  

  • Tipos de disfluencias y velocidad del habla 
Los niños al tartamudear presentan tics asociados, muletillas, repeticiones de sonidos o silabas o una velocidad de habla muy alta, poseen mayor probabilidad de padecer un cuadro de tartamudez crónica. 

¿Cuándo intervenir? 
La intervención temprana aumenta las posibilidades de que le niño desarrolle un habla fluida. 
Sin embargo, aun existe una concepción errónea de esperar hasta los 4 años para intervenir, en muchos estudios muestran la importancia de intervenir desde que surge el problema (incluso si el problema aparece a los 2,5 años)teniendo un mayor éxito de mejora, que si se realiza con posterioridad. 


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